Para mantener la salud de los cultivos celulares, el medio de cultivo a base de vitaminas, minerales, etc, debe estar suplementado con suero de origen animal. Éste es un componente fundamental para que las células crezcan y se desarrollen y, hasta la fecha, los científicos hemos sido incapaces de hallar una fórmula sintética para fabricar este producto, del que se usan miles y miles de litros en los laboratorios de cultivos de todo el planeta.
Hasta ahora no hemos logrado reproducir la composición exacta de estos sueros.
El suero proporciona a las células proteínas necesarias para procesos como la propagación, la adhesión y otros procesos fisiológicos. También les aporta compuestos que favorecen el crecimiento del cultivo: polipéptidos, hormonas, factores de crecimiento y lípidos. La definición química del suero varía de un animal a otro, de un lote a otro, y entre casas comerciales. Los más utilizados son los sueros fetales ovinos y bovinos, y para obtenerlos necesitamos la extracción in vivo. Esto supone un alto coste, y una gran variabilidad en el producto. Y es que hasta ahora no hemos logrado reproducir la composición exacta de estos sueros. La naturaleza, una vez más, nos muestra su poder. Somos incapaces de imitar con suficiente exactitud y fiabilidad la composición química de un producto que es básico para el buen desarrollo de las células en cultivo.
Debido a la variabilidad entre los diferentes lotes de suero, tenemos que mezclar, testar y comprobar el crecimiento y la viabilidad de nuestras células en cada set de sueros que se utilicen en un laboratorio, y esto significa una inversión considerable en tiempo y en recursos. En la práctica, el usuario experimentado, buen conocedor de sus cultivos, suele detectar si algo “no marcha bien” y busca la manera de restablecer el crecimiento óptimo de su cultivo.